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20 de octubre de 2015

Rejos de calamar ♦




¡Hola de nuevo!
Como sabéis y sino os lo digo yo, a mi familia y a mi nos encanta Cantabria. Pasamos nuestras vacaciones  de verano allí y como hace ya unos 14 años que disfrutamos de esa tierra, nos sentimos cántabros de adopción.
A nosotros nos encanta su gastronomía, se come muy bien, al igual que en otras muchas partes de España. Y bien de cuchara como el Cocido montañés o el Cocido de Liébana que aún no lo he hecho o bien de tapeo con productos del mar como las Rabas que nos encantan y los Rejos que son las patitas del calamar, o sus postres como la Quesada y los Sobaos es una delicia probar todos sus platos. Hoy la receta que voy a compartir es la fritura  de los Rejos de calamar.
A nosotros nos encanta comerlos en Comillas un pueblo costero precioso que queda a unos 15 km de nuestro pueblo. Y hay un bar en el puerto de Comillas que hacen unos rejos buenísimos. Si no que se lo pregunten a mi hija Nuria, que si queremos que venga con nosotros por ahí, la dices que vamos a comer rejos y pone una cara de felicidad, que se viene sin dudarlo, jajaja. Le encantan!.
Espero que a vosotros también, he de deciros que a mi no me parecen tan ricos y tan bien hechos como los de allí. Será porque por esas tierras todo lo que comemos nos sabe a gloria.
Qué ganas de volver de nuevo!! Os dejo unas fotos del puerto.









Dentro ingredientes....
- 500 g de rejos de calamar
- Harina (marca Las Panaeras)
- 1 limón
- Sal
- Aceite de oliva

Lo primero lavamos bien las patitas y las vamos cortando de dos en dos o tres, según tamaño. Ahora le echamos un poquito de sal. 
En una bolsa de plástico de las de congelar ponemos una cantidad de harina suficiente para poder embadurnarlas. Metemos las patitas y luego las sacudimos para que suelten el exceso de harina.


Me encanta lo bien que quedan con esta harina de fritura sevillana, cogen la cantidad de harina justa, por lo que la capa de adherencia es muy fina.

Luego disponemos de una sartén con aceite de oliva abundante caliente y las vamos echando en tandas, no muchas para que se hagan bien y no se peguen. Bajando la intensidad del fuego.

Las que son más gordas hay que hacer más hincapié en ellas, dejándolas un poco más de tiempo.
Si tenéis una freidora, se hacen mucho mejor.
Luego se colocan sobre un papel de cocina absorbente para quitar el exceso.

¡Y listas!








Las fotos no son de lo mejor, pero he de deciros que los puse de aperitivo y casi no me dio tiempo a hacerlas.
Ya os digo que quedaron muy ricos, y es cierto que en una freidora quedan mucho mejor.
Animaros y probar a hacerlos.

Un beso grande :)